Despierta,
duérmete otra vez,
peina tus cabellos con tus dedos de ave
y entonces agita tu cabeza con duda
El juego cuyas reglas nadie sabe
te pide el veneno y la cura,
el ciclo eterno de la vida,
crear el laberinto pero no la salida
Ya comprendí que mi sombra no es muda
cuando tu boca sobre ella oscila
y siento el brotar de las alas
y el miedo a las alturas.
Hablo contigo como me hablo a mi,
como si estuviera solo,
todo me sobra
después de todo.