jueves, 30 de mayo de 2019

SAD SIGHT

Olas que se retiran
silenciosamente
a la nada,
muda espuma que jamás
volverá a besar la arena.
Crecen hacia dentro barreras
dentadas que impiden la danza de la luz
y marcan crueles sus pies para que
no vuelva.

Es mirarlos y sentir la ruina de un dios
que primero fue dios, luego humano
y finalmente piedra, polvo
perdido entre polvo
incapaz de nada más.

Los ojos son barcas
naufragadas en pequeñas espadas de sal;
dicen los marineros más experimentados
que desde lejos pueden observar,
haciendo sus correspondientes cálculos,
de donde vienen estos restos de corazones,
estas tristes tablas amarillas,
y si fue una tormenta ciega
quien las trajo aquí,
si las fauces de un depredador
que olió el dulce perfume de la carne
antes de que pudieran defenderse ,
o si un latido sin nombre
les hizo presa de un vértigo
de sangre condensada en las sienes
hasta formar una corona de alambre
ardiendo
y se arrojaron al agua
para acabar con todo
desde lo alto de sus
ya olvidadas torres.

Derivan por la noche solos,
a nadie le gustan los espejos rotos.

tiempo gastado

Cuanto tiempo gastado detrás de efímeros cometas, ebrios de nuestra fantasía y de espejos en el agua que muestran las estrellas como luciérnagas al alcance de la mano. La ilusión se rompe como botella de alcohol que besa el asfalto después de alcanzar la cumbre de la borrachera, cuando descubrimos que los tragos siempre fueron amargos, llenos de fuga, y mirarnos en esta locura escogida de mirada perdida nos resulta insoportable. Creímos ser libres por ir en busca de una muerte más bella, dictados por un impulso que aguijoneaba nuestra carne y nos obligaba a lanzarnos al camino sin brújula. Hoy el viento suena frío y cruel por los recovecos de las calles sin salida que un día fueron refugio; las farolas, las luces de los pubs, las palabras que se lanzan al aire porque sabemos que siempre habrá más, bebida corriendo por las cañerías buscando un nuevo hogar, promesas y juramentos como fuegos artificiales; el estrépito se impone como un yugo en el cuello de la ciudad; una chispa de indeseada lucidez brilla detrás de nuestros ojos y nos alejamos de la ciénaga para caminar, lentamente, detrás de una nube vagabunda que nada sabe, que nada quiere, y que por eso nos parece decidida y feliz.

lunes, 20 de mayo de 2019

silence...

Inspira

Las cortinas del aire
se detienen sobre el nómada
dulces, acariciando
con leve mano
su íntimo quejío:
hoy está callado;
ni siquiera sus pasos hacen ruido.

La calma es una granada
que se abre al susurro del silencio;
el ojo se asoma sin sed a las cosas
y las cosas vienen a su encuentro,
despliegan su horizonte secreto:
la muerte en la rosa
lo grande en lo pequeño.

jueves, 16 de mayo de 2019

marcas

Marca en mí
como un golpe seco
de amor
despidiéndose

Te vas, pero te quedas
resonando,
y tu marca me hace libre
de este largo exilio;

Esta carne
sin ventanas
abandonada en la avenida.

Ahora bebo en la vieja fuente
de tu cuerpo cálido
el recuerdo del agua clara

y cuando descanso
bajo la sombra de un olmo
cansado de ser feliz
me pregunto si allí fuera
podré seguir con el ritmo del mundo.

Este paisaje se deshoja
como una flor moribunda:
otoño o lenta despedida;
ya no puedes más

En una barca de plata te espero
allí donde no existe el tiempo.

cuerpo de mil sombras

Bajo
por tu cuerpo de mil sombras
buscando todo lo que dejé allí:

la razón, perdida por los ríos
de tu sangre estival;

el alma cansada de ser alma
que quiso ser agua
silenciosa regando tu piel;

un trozo de luz
que nunca tuvo nombre
y valiente me dio la mano
cuando todo era peso,
abrazo oscuro de la gravedad

Bajé, y aquí estoy,
más vacío que ayer
salvo por estos
largos versos rotos

martes, 7 de mayo de 2019

hasta donde...

¿Hasta dónde son capaces de mirarse dos personas? Quizás hasta que los ojos arranquen el secreto gemido del corazón y su instrumento. O hasta que los paños que nos nombran, nos diferencian y abrigan nuestros deseos, caigan como estrellas en el lento desnudo del amanecer. Hasta morir; y entonces renacer empapados de carnes y sueños.

La sed de absoluto se adhiere a la garganta, desciende ardiendo hasta nuestras entrañas para anidar allí y no marcharse jamás; y no se apaga; y no se apaga;

y bebemos la ilusión de los cuellos amados cual agua del mar hasta vaciarlos. Los seres humanos nos secamos muy rápido. Somos frágiles gacelas caníbales.

¿Hasta donde son capaces de mirarse dos personas? Hasta beber del cielo, llenar la tripa, pagar la cuenta y marcharse a por más un poquito más muerto.

jueves, 2 de mayo de 2019

miedo

¿Qué vas a hacer cuando vuelva el miedo? Te equivocas si crees que esta lejos, es la sombra que proyectas ignorante sobre la tierra: aunque no la veas siempre está delante o detrás tuya. No admite aplazamientos ni prórrogas: es puntual y firme, agudo como una aguja que se clava en la osamenta. Tragas saliva, agitas tus manos entumecidas, como si sacudiéndote pudieras quitarte de encima el miedo y sus pulgas, te concentras en la medida de lo posible, le has escuchado llamar a tu puerta.
¿Qué vas a hacer ahora? Tantos preparativos, ¿para qué? No está fuera, está dentro; no son pulgas, son larvas que eclosionan en tu piel y te devoran lentamente hasta convertirse en negras mariposas asfixiantes. Y ya no puedes tragar saliva. Y ya no te puedes concentrar.

Eres un árbol muerto, de tronco hendido, bañado en mortífero rocío. Que seas consciente de ello no es suficiente para detenerlo; saber que tienes miedo no afecta para nada al hecho de tener miedo, del mismo modo que reconocer el hambre no equivale a comer. Puedes distraerlo, intentar domarlo, pero el verdadero miedo es una trepadora nacida desde las profundidades de las venas que invade todo el ser sin ningún tipo de miramiento, ¿acaso has visto serenidad en los ojos de un niño que, aterrorizado, sostiene entre sus pequeños brazos el cadáver de su hermano? ¿Puede el corzo mantener la calma frente a la garra del tigre? El animal que llevas dentro es viejo, pero fuerte, más fuerte que tú, ¿acaso crees que puedes detenerlo?

Acaso lo creas. De hecho, lo crees. Crees que puedes controlar la situación pero por alguna extraña razón todo se te escapa, tus movimientos son torpes, tu voz tiembla, el corazón es una bomba de presión, una locomotora que solo entiende dos opciones: luchar o huir. Te has convertido en enemigo de las cosas. Es normal, siempre ha sido así, es la paz la que nace de la guerra, es tan solo una fase de descanso subordinada a esta, las ciudades son una extraña mezcla entre Auchwitz y Disneylandia que nos protegen del infierno existente más allá de su cúpula, más acá de nuestra racionalidad. Entretenidos, aislados, paquetes individuales de burbujas desinfectadas (unas de mayor calidad que otras, ciertamente) que llevamos como traje, como segunda piel, contra el odio. Pero el odio vuelve, y de la mano del miedo.

A su llegada todo el reino de cristal se derrumba. Miedo. Miedo. Miedo. Miedo. Nada más que el miedo. El miedo es puro presente, mandíbula brutal que se cierne sobre ti y te inmoviliza, estás solo: estúpido funambulista que camina sobre abismos como miradas animales. "Uno solo sabe la fuerza del oleaje cuando lo tiene en contra" Vas a conocer la fuerza de la delicada máquina que conoces como cuerpo, al enfrentarse al fantasma, que invade las cosas, ásperas o suaves, que conocemos como muerte. Porque todo los miedos, lleven la máscara que lleven, son el mismo, miedo hacia la muerte; tu muerte o la del otro, la muerte de un nosotros, de un valor, de un ídolo, de un momento. Creo que ya sabes quien tiene las de ganar.

 Déjate caer. Déjate caer y huye, antes de que caigas paralizado y la cosa vaya a peor. Vamos. La resistencia es inútil. El miedo ha dejado su púrpura marca en tu pecho cristalino para que los demás miembros del rebaño sepan lo que pasa cuando se enfrentan al mundo. Pero nunca aprendemos, solo sufrimos y repetimos los mismos patrones esperando que no pase lo mismo, como si algún día, chocando contra el muro, podamos romperlo con la cabeza. Uno de los dos caerá primero. Creo que ya sabrás por quién apuesto yo.

miércoles, 1 de mayo de 2019

barro

Nicho en la honda noche
sin fronteras
lo que éramos y ya no somos
me persigue
soy su presa
cansada
soy un caído

luz

"Hay más luz de la que el ojo puede ver"
y se guarda callada
detrás de la superficie
de la sombra más pura

El ojo tintinea, sediento,
y el mundo no ofrece nada
salvo su helada ausencia

¿Y la promesa?
¿Y el reino?

Ciego camino en la arena
tentando quien soy,
yo, amante del viento,
que por no ser ni fui
peregrino ensangrentado

La noche ahonda
su velo impasible
como una boca que se cierra
sobre el cielo, y las luciérnagas
callan.

Mas las estrellas brillan
con su inagotable mirada
sobre nosotros, y una luz de antaño
o de lejos o de siempre
extiende sus alas
como una sonrisa sin miedo