lunes, 16 de diciembre de 2013

Otoño

Vientos que manejan las hojas,
amarillas manchas inciertas
que descienden de su trono.
Así,mi pedestal se rompe
y vuelvo a mi hogar, el fango.
Es otoño.
En mis manos cargo las ausencias,
tus dos luceros azules
su pálida piel de leche
tu zarpa de leona,
la dulce sinfonía que emitían sus labios.
Y el otoño crece,
explota,
devora con voracidad las flores,
tiñe con melancolía la ciudad,
imágenes que duelen se alzan buscando guerra de nuevo.
Mi corazón es un ruiseñor
que enjaulado trina,
a la invisible mano
que espera que le libere.
El otoño remite y mis alas no responden.
Otoño, déjame ser la brisa,
déjame ser libre,
déjame.
Cae un copo de nieve
de mi lagrimal.
Se apagan las flores,
florece el invierno

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