Mis manos no son mías;
una ola infinita les robó su nombre,
fluid, dedos azules coronados.
Y mi corazón, blanca locura,
refleja en el vacío
este cuadro incompleto.
Yo vendí mi alma
a una mujer color luz
interminable.
Entre mil ojos te espero
alzando una copa más antigua que el ámbar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario