Mirar en la laguna,
en tus claridades
o en la vidriera de la lluvia
y solo verme a mi.
Hay un Dios
en la rama de cada árbol,
así como tu nombre
donde se posa tu pensar
de alas negras
y encuentra un hermano
Y mi nombre
(chillando)
en las paredes del vacio
en el germen de la ballena
buscando un semejante
que no sea un monstruo.
Existimos por contraste,
por comparación,
casi solos
casi acompañados,
buscando figuras de teatro
en los jirones de la luz.
Murallas hechas de restos,
parejas de un solo pie,
intentamos mirar nuestra mirada
para comprendernos.
Espejos,
ciegos,
niebla
vespertina,
allí donde me veo,
soy.
Los reflejos son los ojos del alma
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