miércoles, 29 de agosto de 2018

parpadeo

Con unas manos enemigas entre sí, con unos ojos arrojados en el asfalto hecho de muerte y luz, me acerco a lo que fue. A lo que me hizo. A lo que se va.
Parpadeo: Brilla el ojo y se apaga y vuelve a brillar, la angustia vive en ese intervalo entre la visión y las sombras. El recuerdo es un mordisco incapaz de cicatrizar, luchando por respirar. Y aunque no estén tus dientes aún estas aquí. Te agitas, parpadeas. Siento que lates casi sin querer, que te expandes a los cuatro vientos con las velas izadas buscando un sueño y luego te contraes como un beso arrepentido, mientras te observo con miedo, sabiendo que algún día te callarás y no sabré diferenciar tu cadáver de tu sueño. Tengo esta marca desde antes de mi cuerpo, como un sol que me trajo de la mano aquí y ante el que me desvelo. Cuando tardas mucho en amanecer tengo miedo. Parpadeo. Doy un salto de fe y pienso que cuando abra los ojos todo seguirá allí. Aunque nunca podré saberlo. Por eso los abro, miro tu huella y su reino: busco tu boca de nuevo.

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