martes, 12 de febrero de 2019

bajona en la biblioteca

Hoy me he despertado mirando una foto en blanco, esperando a alguien que no conocía para levantarme de la cama. Me hubiera gustado gritar hasta alcanzar a esos yoguis que se desentienden de todo y arrojarlos a la tierra, mi hogar y mi tumba, además de la suya. Pero no lo he hecho, ¿para qué?, nadie lo habría escuchado; un grito perdido, mirándome, mientras se aleja en la nada. Podría no haberme levantado, renegar de este juego sin gracia y sus normas absurdas, pero no lo he hecho. A esto la gente lo llama "libertad". Bonita palabra vacía. Libertad para ser un perro echado a patadas a la carretera, con la promesa de un hueso en el fondo de una ciénaga esperándome. Aún nadie lo ha visto pero nos siguen obligando a buscarlo. Las pulgas se comieron mi piel e hicieron poemas. Y pese a todo sigo buscando, sigo levantándome, mendigando sonrisas en una jaula, vomitando veneno cuando no me ven. Los poemas no protegen del frío. Pero a esto, amigas y amigos, lo llaman "libertad".

2 comentarios: