Acariciar con la mirada,
dedos de luz cabalgando
en el aire, entremezclándose
en amorosa batalla,
mordiendo o besando,
imantados sin remedio.
Sin armas y sin piel
nos acercamos,
ebrios de luz
y de pantera,
siguiendo un hilo
hecho de fuego y secreta melancolía
hasta llegar a la playa
donde descansan los caballos
y el mar se funde con el cielo.
2345 cambio y corto
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